“El magisterio de la Iglesia en este tema de la comunicación publicitaria ha sido publicitariamente ejemplar. La Iglesia ha puesto en manos del consumidor la mejor marca de la historia y lo ha hecho casi todo extraordinariamente bien. De entrada piensa a largo plazo, una costumbre que se pierde en este mundo presentista. Otro mérito es la capacidad de poner su marca, sus símbolos, a disposición de la gente, del consumidor. No hay una sola cruz igual en el mundo. Algo que debería hacer pensar a tanto profesional anclado en el manual de identidad corporativa. Otro más: ha trabajado en la transversalidad de mensajes y contenidos, desde la música a la arquitectura, poesía o pintura, representándose de modo propio, eficaz y, a veces, sublime. Y lo más provechoso de su lección: ha sabido vender y conservar el misterio, lo que sólo consigue una gran marca”.
Tony Segarra en “Desde el otro lado del escaparate” publicado por Espasa y totalmente recomendable si te gusta el mundo de la publicidad.