¿Por qué el diseño se ha banalizado con el paso de los años y ya no es considerado un referente cultural y económico? Quizás esta pregunta tiene mas repuestas de las que pensamos.
Los diseñadores solemos quejarnos de lo poco que se respeta al mundo del diseño. El desprecio por parte de instituciones . El tira y afloja con los clientes. Los concursos. El intrusismo. El… etc.
Es evidente que la importancia del diseño ha decaído en los últimos años. Antaño era considerado como uno de los aspectos claves para el desarrollo cultural y económico de un país. Hoy, solo unos pocos lo ven como una inversión clave y rentable para su negocio. Pero, ¿de quién es la culpa?
Evidentemente la crisis ha jugado un papel esencial en el retroceso de la disciplina del diseño como factor de diferenciación empresarial. La importancia de conseguir dinero rápido con el que pagar facturas esta por encima de otras muchas consideraciones: calidad del producto, derechos laborales, … y claro, del diseño. Pero esto también pasaba en cierta medida antes de la crisis económica. Entonces, quizás deberíamos alejarnos un poco del problema en cuestión para ser mas certeros. ¿Quizás tenga el mundo del diseño algo de culpa?
No soy ningún veterano en esto del diseño. Me queda muchísimo que aprender y he tenido la suerte de trabajar, dialogar y compartir experiencias junto a diseñadores y gente relacionada con el sector que lleva muchos años en esto y que sus nombres son sinónimo de calidad y éxito. Lo que tienen en común, aparte de un talento descomunal, es que aman y respetan la profesión que ejercen.
Todos, ya lleven 10 años o 30 diseñando, no paran de aprender. En sus casas, en sus estudios… veras cientos de libros de diseño, de historia del diseño, de teoría, de inspiración, ensayos, manuales, recopilaciones, concursos… Todo.
Ellos son y serán buenos diseñando en el mejor ordenador o con un lápiz y un papel. Conocen la técnica, el coste en horas y pestañas que significa el dominio de una profesión. Por otro lado, veo cientos de diseñadores gráficos expertos en el manejo de photoshop pero inválidos ante la manera de afrontar un proyecto gráfico.
Esta fallando nuestro propio orgullo como profesionales. Esta fallando el saber que al salir de la escuela o de la facultad aún nos queda una vida de aprendizaje. Que esto no termina, que la experiencia es un grado y que el talento, por mucho que tengamos, no vale de nada sin conocimiento y trabajo.
Solo así empezaremos a respetar nuestro propio trabajo y el de los demás profesionales que nos rodean. Este, en mi humilde opinión, es el camino que hay que seguir para que el diseño vuelva a ser considerado lo que es. Un factor diferenciador y de calidad para las empresas, un factor socioeconónico clave para el desarrollo del país y un estandarte cultural para todas las generaciones.