Con el storytelling transmitimos ideas y valores de la manera en la que el cerebro mejor la procesa. Procesamos mejor la información en forma de historia.
El storytelling es contar historias. Es algo que los seres humanos hemos hecho desde siempre. Nuestra civilización se basa en contar historias, en transmitir valores e ideas, en enseñar a cazar bisontes en la hoguera de la cueva, en aprender que el bosque puede ser peligroso oyendo cuentos infantiles…
Ahora puede ser una potente arma dentro de tu estrategia de comunicación transmitiendo las ideas o valores de tu marca de la manera en la que mejor quedarán impresos en la mente de tus posibles clientes. A través de una historia.
Claro, los valores o las ideas no son algo fácil de explicar. “Soy valiente.” ¿Pero cuánto, frente a qué? ¿Qué te hizo serlo?. Las historias explican y simplifican los conceptos usando ejemplos entendibles, dándole forma y regalándole a la mente del usuario algo hermoso.
Las historias ayudan a concretar las ideas abstractas y simplificarlas en ejemplos concretos, visibles, memorables y transmitibles. Esto es lo que hace que las personas conecten con el mensaje de manera más rápida y eficaz. Y es que ahí está el secreto del storytelling: conectar con las personas.
El formato de una historia
La estructura mediante la cual hemos venido contando historias a lo largo de siglos no difiere demasiado. Si lo simplificamos al máximo para tener una visión general distinguimos 3 partes:
- Introducción: Construimos un contexto (donde, cuando…), establecemos unos personajes y el conflicto que deben resolver.
- Intermedio: Los personajes van resolviendo obstáculos de menor enjundia, aprenden, crecen, se preparan para el
- Final: Aquí el conflicto alcanza su clímax cuando se toma una decisión/se realiza un acto y se resuelve el problema.
Evidentemente esta estructura deberá ser modificada y adaptada a los formatos en los que se desenvuelve la comunicación de tu marca y a la estrategia de comunicación que estés llevando a cabo.
No es lo mismo el storytelling para una campaña publicitaria concreta, que para construir una marca al completo. Básicamente uno es finito, adaptado para usarse un determinado tiempo. El otro, formará parte troncal del branding de la empresa y deberá expandirse todo lo que podamos. ¿Puede ser storytelling tu día a día en los stories de instagram? Eso es tan storytelling como branding. Así que SI.
Las historias pasan por algo: Causalidad
El storytelling implica causalidad aunque esta no esté del todo clara en la historia.
Alberto y Ana quedaron a tomar café por la tarde. Al día siguiente se despertaron muy tarde.
La causa de que se despertaran muy tarde no se menciona pero casi todos hemos pensado en que la culpa la tuvo el café que no los dejó dormir… De igual manera que el cerebro completa las imágenes incompletas (Gestalt) pasa algo parecido con las historias. De esta manera el storytelling nos es útil para presentar relaciones causales. ¿Cómo? Te lo resumo con una historia.
Alberto conduce a toda velocidad en una noche de lluvia por una carretera oscura cuando un perro se cruza en su camino. Al día siguiente Alberto aparca su coche frente a la tienda de neumáticos marca X y baja del coche sonriente junto con el perro de la carretera.
El perro se ha salvado al usar Alberto los neumáticos marca X y su coche frenar de manera eficiente.
Las historias importan en todo tipo de comunicación
No hay que perder de vista que hoy las historias se cuentan en diferentes formatos. Palabras, sonido, diseño, fotografía, animación, audiovisual…
Debemos asumir que en el mundo actual donde lo digital reina hay transversalidad en los formatos. Una imagen, una foto… no es una simple ilustración del texto, algo accesorio. En el mundo actual, hay que estructurar las historias de forma integrada, dándole la misma importancia narrativa a las imágenes, los videos, los audios, las gráficas y los textos escritos, de manera que dependan entre sí para construir algo mayor que por separado.
Aquí la importancia está en aprender, aunque sean nociones, del lenguaje de la fotografía, del diseño, del texto escrito… Sólo así sabremos cómo y de qué manera se integran en nuestro storytelling.
Contar historias para personas
Debemos centrarnos en las personas. Al fin y al cabo, aunque queramos ser tremendamente comerciales, son las personas las que serán nuestros clientes. Centrarnos en las personas implica saber qué le gusta ver, escuchar y leer a la gente, qué le aburre, le repugna o le enoja.
Debemos contar historias que emocionen. Las historias que nos emocionan quedan más fácilmente grabadas en nuestro cerebro. Historias de superación, desafíos, amor, sacrificio o miedo.
Nadie enamora por lo que vende, ni por lo guapo que es, ni siquiera si folla extremadamente bien. Enamoras porque el otro se siente parte de la historia.
Las historias son un vehículo de cambio para las marcas. ¿Cómo? Con el storytelling conectas lo emocional para ser memorable.
Debemos contar historias apoyados en datos. Las emociones por sí solas no bastan cuando hablamos del storytelling para una marca. Los datos son fríos, si. Pero también son incontestables. Cuando juntamos emociones (que nos hacen sentir cerca) con datos (que la hacen verosímil) generamos empatía y confianza. Tenemos una historia que enamora.
Y este es el secreto para que tu marca sea recordada usando storytelling. Que se enamoren de ella.